Mi familia siempre fue muy conservadora en sus costumbres y mi padre muy protector con mi hermana que en aquella época tenía 19 años. Hasta ese día nunca la habían dejado salir por la noche, pero ella insistió diciendo que era el cumpleaños de una amiga de la Universidad y sus padres iban a celebrarlo en una Discoteca. Mi padre puso la condición de que yo la acompañara, lo que no nos hizo ninguna gracia ni a mi hermana ni a mí, pero mi padre insistió en que iba yo se quedaba sin salir, así que mi hermanita, que se llama Diana, solo le faltó ponerse de rodillas para pedirme que saliese con ella y sus amigas porque habían quedado con unos amigos. Ante su insistencia, y ya que no tenía planes para esa noche, accedí a acompañarlas en su salida nocturna.
Mi hermana tenía dos amigas, Bea, que era una chica normal, o como suele decirse del montón, y Tere, que sin ser espectacular era muy atractiva, medía 1,70 m de altura, pelo liso largo y rubio, ojos claros y unas tetas no muy grandes pero que se hacían notar bajo las blusas que acostumbraba llevar, eso sí, tenía un culo redondo y respingón que cada vez que se ponía un pantalón ajustado hacia volver la mirada a cuantos hombres se cruzaban con ella, lo cierto es que a mí me tenía loco desde pequeño y me encantaba mirárselo siempre que venía a casa, sin duda Tere era el amor platónico de mi adolescencia.
El sábado por la noche mi hermana y yo salimos de casa y fuimos a buscar a sus amigas, después nos dirigimos a la Discoteca donde habían quedado con sus amigos y nada más entrar las tres se perdieron dejándome solo, por lo que la noche fue un auténtico aburrimiento, las veía a ellas beber y bailar con sus amigos mientras yo me aburría en la barra solo y con un cabreo monumental que aumentaba por momentos.
A eso de las tres de la madrugada y cuando ya no aguantaba más, me acerqué a mi hermana y le dije que me iba a casa y que no contase más conmigo para salir. Diana me pidió que esperase un poco más pero yo me dirigí a la puerta sin contestar. Poco después, y cuando estaba en la calle, vi como las tres venían detrás y me llamaban para que las esperase.
DIANA.- Joder Marco, nos has fastidiado la noche.
MARCO.- ¿Qué os he fastidiado la noche? Joder qué morro tienes, me habéis traído aquí y me habéis dejado tirado mientras os divertíais con vuestros colegas. ¡Ya os vale!
DIANA.- Tampoco ha sido tan grave, tú también te has tomado alguna copa y podías haber bailado si hubieras querido.
MARCO.- ¿Cómo dices? Lo que tenía que oír. ¡Vete a la mierda!
DIANA.- Joder hermanito, no nos hagas esto, si no vienes tú no nos dejarán salir por la noche ni a Tere ni a mi, a la única que dejan sus padres es a Bea. Porfa, no nos hagas esto.
Mientras mi hermana suplicaba yo alargaba el paso para no oírla, al final llegamos a la parada del bus nocturno y vi como Diana hablaba con sus amigas, poco después llegaba el autobús y nos subíamos, ellas se sentaron al fondo y yo me quedé de pie agarrado a una barra vertical junto a la puerta.
Minutos después Tere se levantó y se puso de pie junto a mí.
TERE.- Marco, me ha dicho Diana que no quieres volver a salir con nosotras. ¿Es por algo que hemos hecho mal?
La miré a los ojos y vi que los tenía enrojecidos. – Será por efecto de las copas que ha tomado. Pensé.–
MARCO.- Pues sí, me habéis traído hasta aquí para luego iros con vuestros colegas dejándome tirado toda la noche.
TERE.- Joder. ¡Lo sabía! Tu hermana y Bea están como tontas con ellos y yo no me he dado cuenta, podía haber estado contigo y no perdiendo el tiempo con esos pringados ¿Me perdonas?
Al decir esto se acercó a la barra vertical y apoyo su pecho contra mi mano, su teta estaba en contacto con mis dedos y el movimiento del bus hacia que se rozase contra ellos una y otra vez. Vi su cara suplicante y después baje la mirada a esa teta que se apretaba contra mi mano, llevaba una fina blusa y notaba como el calor de ese pecho pasaba a mis dedos provocándome una tremenda erección.
Cuando llevábamos un rato en esta situación y veía que ella no apartaba su pecho, solté ligeramente la barra y pasé el dorso de mi mano por su teta, casi al instante vi como el pezón crecía marcándose claramente bajo la blusa. – ¡Joder! Pensé. Es la amiga de mi hermana, si se lo dice a Diana me mata. – Dudé un momento y estuve a punto de retirar la mano avergonzado, pero levanté la vista y comprobé que ella había girado la cara mirando hacia otro lado y no decía nada, al contrario, se dejaba caer hacia adelante apretando su pecho aún más contra mi mano.
Envalentonado decidí tentar a mi suerte y comencé a mover mis dedos intentando llegar al pezón, pero Tere apretaba con tal fuerza su pecho contra la barra que me era imposible, instintivamente empujé con el dorso de mi mano su pecho hacia atrás y vi como Tere se separaba lo suficiente para que mis dedos avanzasen llegando a colocarse encima de ese tesoro erecto que tanto se marcaba en su blusa, al notar el contacto de mis dedos en su pezón su respuesta fue un leve suspiro y un ligero movimiento para dar más espacio a mis dedos.
La miré de nuevo y vi como cerraba los ojos, con una decisión que nunca hubiese creído tener desabroché un botón de la blusa, por el hueco que había abierto podía ver su seno cubierto por un sujetador blanco de encaje, pero eso no me valía, quería más, si ella se hubiese quejado o hubiese hecho el más mínimo movimiento para taparse me hubiese bajado de inmediato del bus muerto de vergüenza, pero su silencio cómplice me empujaba a ser más audaz, así que metí dos dedos bajo la blusa y comencé a acariciar su pecho por encima del sujetador. Vi como Tere abría los ojos y miraba como mi mano penetraba bajo su blusa, pero de nuevo los cerró al tiempo que su pecho subía y bajaba con rapidez y su respiración se aceleraba notablemente.
Yo no paraba de pensar. -¡Joder la está gustando! ¡Me deja que la toque las tetas! Pero no puede ser, es amiga de mi hermana y la conozco desde pequeño, además, tiene dos años más que yo y está muy buena puede tener todos los tíos que quiera. –
Mi cabeza me decía que lo dejase, una buena retirada a tiempo siempre es un triunfo, pero mi pene, que se apretaba con fuerza bajo el pantalón, me empujaba a hacer lo contrario.
Sin pensarlo di un paso más y mi mano se adentró bajo el sujetador acariciando su seno con suavidad, ahora podía sentir la calidez de su piel sin ningún obstáculo, mis dedos se recreaban acariciando el contorno de la areola y pellizcando levemente el pezón totalmente erguido, y todo ello ante la permisividad de Tere que de vez en cuando abría discretamente los ojos para echar una mirada rápida a esa mano que invadía su blusa y acariciaba su turgente teta.
Entonces el conductor dio un pequeño frenazo y Tere dio un traspiés separándose de la barra vertical, en ese instante miré su pecho y vi a través de la abertura de su blusa que, en el lugar donde hacía un momento estaban mis dedos, ahora se veía el pezón marrón y erecto que sobresalía por encima del sujetador, levanté la mirada y nuestros ojos se encontraron, Tere me miró sonrojada sin saber qué hacer ni decir, por lo que de sus labios salieron las últimas palabras que había pronunciado.
TERE.- ¿Me perdonas entonces?
Mientras me preguntaba apoyó otra vez su pecho en la barra vertical, yo subí mi mano y ella se separó ligeramente para que yo la colocase donde había estado antes, sin responder a su pregunta metí mi mano otra vez por el hueco de la blusa y la coloque sobre su teta, ella se echó un poco hacia atrás para que yo pudiera tocarla con libertad y miró de reojo para comprobar que nadie veía lo que sucedía, después volvió a cerrar los ojos sin esperar mi respuesta.
Ahora ya, con pleno consentimiento de Tere, mi mano acarició su teta y se adentró de nuevo bajo el sujetador pellizcando su pezón con mis dedos. Tere aceleró su respiración y vi como juntaba sus piernas apretando el pubis contra la barra, excitado retorcí su pezón y oí como a ella se le escapaba un gemido al tiempo que metía una mano entre sus muslos y los apretaba con fuerza.
MARCO.- ¿Te he hecho daño?
DIANA.- No, no te preocupes, no pasa nada.
Ni siquiera me miraba, seguía totalmente sonrojada y con los ojos cerrados.
Continué acariciando su pezón viendo como su pecho subía y bajaba de forma acelerada y oyendo como respiraba cada vez más deprisa manteniendo la mano entre las piernas que no dejaba de apretar con fuerza. De repente vi como respiraba de forma apresurada expulsando aire y apretándose fuerte contra la barra del bus.
TERE.- Ummm, Ya, ya. Por Dios, tengo que sentarme.
Se abrochó rápidamente la blusa y fue a sentarse junto a mi hermana y Bea dejándome solo de pie. Cuando llegamos a su casa se metió deprisa en el portal casi sin mirarme.
Al llegar a mi casa mi hermana me dijo que Tere le había dicho que averiguase la respuesta a la pregunta que me había hecho en el autobús.
DIANA.- ¿Qué te ha preguntado Tere en el autobús? Me ha dicho que le interesa mucho tu respuesta.
Yo respondí que tenía que pensarlo, aunque ya lo tenía muy claro. Esa noche me hice dos pajas pensando en las tetas de Tere, sin duda eran más grandes de lo que yo pensaba, pero lo que más me había llamado la atención era el pezón marrón oscuro que destacaba sobre la piel blanca de su seno.
Esa semana se me hizo eterna esperando que llegase el sábado para salir con mi hermana y sus amigas, estaba deseando ver de nuevo a Tere para ver cómo se comportaba ¿Me dejaría tocarla otra vez o volvería a ser la chica fría y distante de siempre?
El fin de semana siguiente mi hermana me dijo que no iban a salir por la noche, que iban al cine por la tarde y no hacía falta que las acompañase, esto me hundió y comprendí que lo sucedido había sido una milagro que nunca volvería a repetirse.
A lo largo de la siguiente semana las amigas de Diana vinieron a casa un par de tardes, pero se encerraban en la habitación para estudiar y ni siquiera me saludaban, estaba claro que yo era invisible para ellas, pero el jueves me llevé una sorpresa cuando Diana le dijo a mis padres que el fin de semana quería irse con sus amigas de acampada a la sierra, mi padre evidentemente respondió que no con el consiguiente enfado de mi hermana.
DIANA.- Ya está bien, nunca me dejáis hacer nada y ya soy mayor de edad.
Mi padre repitió su negativa y dijo que de ninguna manera iba a irse con sus amigas todo el fin de semana a una campada.
DIANA.- ¿Y si viene mi hermano?
Al oírlo me quedé sorprendido. ¿Qué pintaba yo en una campada con ella y sus amigas? De copas no estaba mal, pero dos días en el campo con ellas podía ser aburridísimo, más aún cuando pasaban de mi por completo. Nuevamente me vi sorprendido cuando mi padre respondió que si iba yo todo cambiaba, en ese caso si la dejaba ir. Mi hermana abrazó a mi padre y después a mí diciéndome al oído que no me negase.
DIANA.- Di que si por favor, di que si, di que si.
MARCO.- Pero ¿Quién va a ir?
DIANA.- Pues, las de siempre, Bea, Tere y yo.
MARCO.- ¿Y yo que pinto allí? Me voy a aburrir.
DIANA.- Que no tonto, ya verás como no te aburres.
El sábado por la mañana cogimos las mochilas y nos fuimos a la estación de tren, allí nos esperaban Bea y Tere, las dos me dieron dos besos pero ésta última evitaba cruzar la mirada conmigo. – ¡Joder! Creo que se ha arrepentido de lo del bus, menudo fin de semana me espera. – Mi mente no paraba de darle vueltas a esto durante todo el trayecto en tren, de vez en cuando miraba a Tere pero ella rehuía mi mirada y mantenía la vista fija en el paisaje que veía por la ventanilla.
Dos horas después teníamos las tiendas montadas y estábamos sacando unos bocadillos para comer cuando llegaron los dos chicos de la discoteca, al verlos se me cambió la cara y estuve a punto de saltar al cuello de mi hermana, me habían engañado una vez más, ahora solo pensaba que lo del autobús había sido una treta de Tere para hacer que yo subiera con ellas a la sierra, la rabia que sentía me hacía casi llorar.- ¡Como habré sido tan tonto! Me deja tocarle la teta un poquito y hace conmigo lo que quiere. ¡Joder! –
Los chicos habían llevado una guitarra, así que encendieron una hoguera y comenzaron a cantar, contar historias y reírse junto al fuego, yo me senté en un lado y no quise participar, cuando oscureció comí otro bocadillo y dije que me dolía la cabeza y me iba a dormir, como las tiendas supuestamente eran para dos personas, supuse que los chicos dormirían en una y ellas tres en otra aunque fuese apretujadas, así que yo tendría una para mi solito.
Entré en la tienda y me quité la ropa dejando exclusivamente una camiseta y los calzoncillos, después me metí en el saco y apagué la luz de la linterna, aunque con las risas y las canciones de los que estaban fuera me resultaba imposible conciliar el sueño.
Un buen rato después oí como bajaban la cremallera de mi tienda y me enfocaban con una linterna.
TERE.- Marco ¿Estás despierto?
Abrí los ojos y vi que era Tere quien se asomaba.
MARCO.- Si ¿Qué pasa ahora?
TERE.- Es que como las tiendas son de dos personas y Bea y tu hermana se van a quedar en la hoguera un rato con los chicos, he pensado que yo podía venir a dormir a esta tienda. Bueno, si no te importa.
Lo que acababa de decir me pilló completamente por sorpresa, así que no fui capaz de responder.
TERE.- Bueno, si no quieres me voy.
Hizo amago de dar la vuelta y marcharse, así que respondí rápidamente.
MARCO.- No por favor, quédate aquí si quieres.
TERE.- No es si quiero yo, es si te apetece a ti.
MARCO.- Claro, quédate.
Me eché a un lado dejando hueco para que extendiese su saco, ella lo tiró en el suelo de la tienda y pasó dentro, a continuación apagó la linterna y comenzó a quitarse la ropa. No podía creerlo, mi Diosa rubia estaba junto a mi desnudándose, me dieron ganas de encender la linterna para verla, pero pensé que iba a molestarse y podría irse, así que me limite a oír como iba desprendiéndose de sus prendas una a una, oí como se quitaba el jersey, después tiró de los pantalones dándome un pequeño golpe con su rodilla al sacarlos y por último escuché perfectamente como se quitaba la camiseta y soltaba el sujetador, después se puso el pijama y se metió en el saco quedándose quieta y sin decir palabra.
Yo esperaba que dijese algo, deseaba que me pidiese que la tocase, pero sabía que eso era un sueño imposible, así que me giré poniéndome de lado, en ese momento ella se movió mirando hacia donde yo estaba.
TERE.- Marco ¿Te dijo tu hermana que venían sus dos amigos?
MARCO.- No, me dijo que veníais solas, pero ya estoy acostumbrado a que me engañéis.
TERE.- No digas eso, yo la pedí que te lo dijese y me respondió que ya lo sabías, pero al ver tu cara cuando han llegado he sabido que había mentido.
MARCO.- Una mentira más, parece que yo estoy aquí para que me utilicéis.
TERE.- No es cierto, el otro día te pedí que me perdonases, pero aun no me has respondido, ellas pueden hacer y decir lo que quieran para utilizarte, pero yo no soy así, no me gusta lo que han hecho y no me gustan esos chicos. ¿Vas a responder ya a mi pregunta?
MARCO.- Siiii, vale, a ti te perdono, pero a ellas no.
Tere se acercó a mí y me dio un beso en la mejilla.
TERE.- Muchas gracias. Por cierto, hace mucho frío aquí. ¿No?
MARCO.- ¿Frío? Yo no lo tengo, pero es que mi saco es de plumas y el tuyo no.
TERE.- Pues voy a quedarme helada en este saco, me lo ha dejado mi primo y es la primera vez que lo uso. ¿Te importa si me meto un poco en el tuyo hasta que entre en calor? Bueno, si cabemos los dos.
Esta chica no paraba de sorprenderme, la propuesta que me hacía era mejor de lo que yo hubiera esperado en todo el fin de semana.
MARCO.- Claro, métete, no es muy grande pero creo que cabremos los dos.
Tere salió de su saco y se sentó junto a mi cabeza para meter los pies en mi saco, al hacerlo rozó con su culo mi cara y automáticamente mi pene saltó como un resorte.
TERE.- Ufff, es un poco estrecho, pero así estaremos más calentitos.
Fue deslizándose por el saco hacia el interior y al hacerlo su culo se frotó contra mi pecho y después contra mi pene, empujé mis caderas hacia atrás para que no lo notara pero creo que ya era tarde y ella se había percatado del problema que tenía entre mis piernas.
TERE.- Ummm, que bien se está aquí. ¡Que calorcito!
Entonces se puso de lado dándome la espalda.
TERE.- Ven, gírate y ponte pegado a mí, así me darás más calor.
Al girarme cogió mi mano con la suya y las llevó a su pecho, mientras, yo intentaba no pegarme a ella para que no notase mi erección.
TERE.- ¡Vamos! Abrázame fuerte y dame calor. ¿No ves que estoy helada?
Movió sus caderas hacia atrás pegándose a mi pelvis, ahora tenía mi polla apretándose contra su culo y sin posibilidad de disimular, entonces dejó mi mano sobre su pecho y llevó la suya a mi pierna.
TERE.- ¿No llevas pijama?
MARCO.- No, con los sacos de plumas es mejor no llevar ropa, cuanta menos ropa mejor.
TERE.- Pues yo llevo pijama.
MARCO.- Ya.
TERE.- Espera.
Dicho esto bajó sus manos y comenzó a quitarse el pantalón del pijama, al hacerlo empujó su culo hacia atrás y se frotó deliberadamente contra mi polla, yo notaba como se sacaba el pijama con lentitud al tiempo que movía sus caderas rozando su culo contra mi verga que ya estaba a punto de explotar, al final acabó de quitárselo y lo tiró por el agujero del saco.
TERE.- Ahora estamos en igualdad de condiciones, abrázame otra vez y dame calor humano.
Tere cogió otra vez mi mano con la suya y la apoyo contra su pecho, yo no sabía cómo actuar, así que la dejé inmóvil sobre su seno esperando que ella diese el primer paso, podía notar a través de la tela del pijama como sus tetas se movían al compás de su respiración, sin poder contenerme rodeé el contorno de su pecho con mi mano y comencé a acariciarlo muy suavemente, ella no dio ninguna muestra de rechazo y eso me incitó a aumentar el nivel de mis caricias amasando la teta y apretándola entre mis dedos.
Esperé un poco para ver su reacción y vi que no hacía ni decía nada. Tere no me pedía abiertamente que la tocase pero con su silencio me daba carta blanca para hacerlo, por un instante pensé quedarme en esa posición tan agradable pero por otro lado deseaba más, necesitaba ver hasta dónde iba a dejarme llegar ella.
A pesar del miedo a perder lo que había logrado, deslice mi mano hacia abajo hasta llegar al borde de su pijama, entonces note como ella se encogía, sin duda creía que mi mano iba a continuar descendiendo en dirección a su sexo, pero en lugar de eso la metí bajo el pijama y acaricié su vientre para a continuación subir hasta alcanzar su pecho desnudo, esto hizo que ella se relajase y volvió a empujar su maravilloso trasero hacia atrás hasta dejarlo pegado a mi pene.
Esperé unos segundos a que se acoplara a mí y después comencé a acariciar sus tetas, mi mano pasaba de una a otra amasándolas y apretándolas con suavidad, al hacerlo pude sentir como los pezones crecían entre mis manos poniéndose duros y erguidos esperando sin duda ser acariciados, pasé la yema de mis dedos por el contorno de la areola y después rodeé los pezones con ellos apretándolos con fuerza y pellizcándolos.
TERE.- Ummmmm.
Su respuesta fue un suspiro al tiempo que se incorporaba ligeramente para facilitarme que pudiera llegar a ambos pechos con facilidad.
A pesar de saber que Tere era consciente y permisiva con lo que pasaba quería oírlo de su propia boca.
MARCO.- ¿Te gusta así?
TERE.- Si, ya estoy entrando en calor.
Apreté los pezones con mis dedos y repetí la pregunta.
MARCO.- ¿Te gusta?
Esta vez soltó un nuevo gemido y respondió con claridad.
TERE.- Ummmm, siiiii. ¿No lo ves?
La tremenda erección que tenía había hecho que la cabeza hinchada de mi verga saliese por encima del calzoncillo, así que me apreté contra su culo colocando mi polla en contacto con su nalga. Ella lo notó pero no dijo nada, al contrario, movió ligeramente sus caderas y mi verga se ajustó en el canalillo entre sus cachetes, al notar el calor de su piel en mi polla no pude resistir la tentación de frotarme contra ella, inmediatamente comencé a mover mis caderas de forma casi imperceptible haciendo que mi verga se deslizase entre sus nalgas produciéndome una enorme excitación.
Yo acariciaba y pellizcaba abiertamente sus pezones y Tere empujaba disimuladamente su magnífico trasero hacia atrás permitiendo que mi verga se deslizase una y otra vez a lo largo del canalillo de su culo. – ¡Dios! ¡Que placer me producía restregar mi verga contra ese culazo que tanto me había atraído desde niño!- Ahora disfrutaba de esas nalgas duras y prominentes y eso me incitaba a acelerar mis movimientos pélvicos, mi polla seguía deslizándose arriba y abajo hasta llegar al borde de su braguita. ¡Como me hubiese gustado deslizarla más abajo y meterla bajo esa fina y suave braguita! Sin pensarlo acerqué mis labios a su oído y susurré lo que más deseaba en ese instante.
MARCO.- ¡Quítatela!
Tere pareció dudar unos segundos, entonces retorcí un poco sus pezones y ella, rápido y sin decir palabra, bajó las manos a su cintura y cogiendo la braguita por los bordes tiró hacia abajo hasta situarla por debajo de sus cachetes dejando sus nalgas a mi completa disposición.
TERE.- ¿Así te gusta más?
Como respuesta volví a pellizcar sus pequeños, duros y oscuros pezones.
TERE.- Ummmm, siiiii.
Para mi sorpresa vi como ella separaba sus cachetes con las manos y movía su trasero hasta conseguir que mi verga se ajustase perfectamente en el surco entre sus glúteos, ahora mi polla estaba aprisionada entre esas dos duras nalgas y recibía el calor que emanaba de ese estupendo culazo. Esperé un poco para ver cuál era su siguiente paso pero no hizo nada, se quedó quieta hasta que yo retomé el movimiento de mis caderas, solo entonces empezó a moverse a mi compás sacando y metiendo el culo para que mi verga se deslizase, ya sin obstáculos, a lo largo de la hendidura que separaba sus grandiosos glúteos.
Yo notaba como mi excitación iba en aumento y esto hizo que mis manos se cebasen sobre sus tetas a las que ya apretaban sin control retorciendo los pezones con fuerza. En contra de lo que yo hubiera pensado, esto no la producía ningún dolor sino más bien un gran placer, o al menos esa era mi conclusión fruto de sus gemidos y los movimientos cada vez más acelerados de sus caderas, cada vez que apretaba los pezones con mis dedos su culo saltaba hacia atrás envolviendo por completo mi verga entre sus nalgas.
TERE.- Ummmm, siiiii, me gusta.
Hasta ese instante no me había percatado, pero una de sus manos se encontraba entre sus piernas y estaba acariciando su pubis. Ya sin control me apreté con fuerza contra su culo y lancé una descarga de semen que saltó derramándose sobre sus nalgas, después continúe frotando mi pene suavemente en sus cachetes hasta que salió la última gota de leche. En ese momento vi que ella temblaba y supe que se estaba corriendo, así que me acoplé a su espalda abrazándola y permanecimos en silencio.
Cuando me desperté por la mañana continuábamos abrazados, mi mano seguía metida bajo su pijama aferrada a una de sus redondas y turgentes tetas y Tere aun tenía las braguitas bajadas por debajo de sus nalgas. La di un beso y se despertó, entonces me miró sonrojada, se subió rápidamente las bragas y cogió el pantalón del pijama para ponérselo.
TERE.- De esto ni una palabra. ¿Vale?
MARCO.- Claro.
TERE.- Por favor no vayas a decir nada a nadie, y menos a tu hermana.
MARCO.- No te preocupes, no diré nada.
TERE.- Prométemelo.
MARCO.- De acuerdo, te lo prometo, pero tú prométeme que volveremos a repetirlo.
TERE.- Ni lo sueñes.
MARCO.- Entonces no me pidas que yo prometa nada.
TERE.- ¿No pretenderás chantajearme?
MARCO.- No se me ocurriría, nunca haría nada que te perjudicase, pero es que me gustas mucho y….., bueno nada, si tú no quieres no pasa nada.
Tere me miró sonriendo mientras acababa de vestirse.
TERE.- ¿De verdad te gusto?
MARCO.- No lo sabes tú bien, me gustas desde que era pequeño y venías a casa a ver a mi hermana, y si tú supieras….
TERE.- ¿Si supiera qué?
Ahora era yo quien estaba sonrojándose, quería decirle lo cachondo que me ponía su culazo respingón y las pajas que me había hecho a su costa, pero me daba vergüenza y tenía miedo que se enfadase.
TERE.- Dime. ¿Qué es lo que tendría que saber?
MARCO.- Joder, no puedo.
TERE.- No seas tonto, dímelo.
MARCO.- Pues que me pongo a cien solo con verte, sobre todo cuando llevas minifaldas o pantalones muy ajustados, no sabes lo buena que estás.
TERE.- Jajaja, no había notado que causaba esa sensación en ti.
MARCO.- ¿Y te molesta?
TERE.- ¡Que va! Al contrario, me halaga, eres un encanto. Mira, yo no te prometo nada, pero tú no cuentes a nadie lo que ha pasado. ¿Vale?
MARCO.- Hecho.
Salió de la tienda y a lo largo del día apenas me dirigió la palabra, más bien me esquivaba, así que ante esa situación de nuevo pensé que mi aventura con ella había terminado. Por la tarde regresamos a casa y yo me preparé para afrontar otra larga semana en la cual cada noche me masturbaba pensando en Tere, no podía olvidar como me había corrido y como mi verga había escupido mi leche sobre su tremendo culazo.
El jueves siguiente mis padres nos dijeron que se iban a pasar el fin de semana a la finca que teníamos en el campo, por lo que mi hermana y yo íbamos a quedarnos solos en casa, inmediatamente ella organizó una fiesta con sus amigas para la noche del viernes y me pidió que me fuese a dormir a casa de algún amigo. Ante la expectativa de ver a Tere dije no, esto la molestó mucho y me pidió que al menos no las molestase.
El viernes por la tarde vi como mi hermana tenía mucha actividad preparando canapés, bebida, limpiando las habitaciones y vistiéndose para la fiesta.
Mientras hacía todo esto yo estaba viendo la televisión, así que cuando la vi entrar en el salón con un vestidito blanco de gasa casi transparente que dejaba ver una pequeña braguita blanca debajo, y especialmente al fijarme que no llevaba sujetador y sus pezones rosados se veían perfectamente a través del fino vestido, me quedé mirándola sin poder apartar la vista de sus tetas.
DIANA.- ¿Qué miras cochino? ¿Es que no tienes otro sitio donde mirar?
Mi hermana siempre había sido muy recatada en su forma de vestir y esta era la primera vez que podía medio adivinar cómo eran sus pezones. Debo decir que Diana es morena, pelo largo, tiene un buen culo pero lo que más destaca en ella son sus grandes tetas, son dos globos que deben rondar la talla 100.
MARCO.- Joder Diana, vaya par de peras te gastas.
DIANA.- ¡Cochino! Mira la televisión y deja de mirarme las tetas.
Se dirigió a la cocina para ultimar los preparativos y mientras se iba yo no aparté mi vista de sus tetas que se movían dentro del vestido a cada paso que daba.
Poco después llegaron Bea y Tere, cuando entraron por la puerta las di un buen repaso y vi que la primera iba vestida como siempre, en plan medio guarrilla, pero Tere iba espectacular, llevaba el pelo recogido en una coleta, una minifalda de cuadros rojos, una blusa blanca con un buen escote y unos zapatos de tacón alto que la hacían más esbelta, las dos me dieron un beso y Tere me giñó un ojo y me habló al oído.
TERE.- ¿Me dijiste que te gustaba verme con minifalda?
MARCO.- Joder que si.
TERE.- Me la he puesto para ti.
Solo con esas palabras mi pene se disparó dentro del pantalón y tuve que colocármelo para que no se notara demasiado.
Poco después llegaron los amigos de mi hermana y todos se sentaron en el salón, Bea, mi hermana y los dos chicos en el sofá y Tere en un sillón frente a mí. Pusieron música en el tocadiscos y comenzamos a beber y comer, yo me encontraba un poco fuera de lugar pero no estaba dispuesto a irme y perder la oportunidad de admirar el cuerpazo de Tere, así que iba a aguantar allí hasta que me echaran.
Acabado el picoteo y después de algunas copas, mi hermana atenuó la luz del salón y junto con Bea se centraron en los chicos que tenían junto a ellas, cada una se había emparejado con uno y estaban dándose un lote de campeonato, el chico que estaba con Bea llevaba un rato con la mano bajo su blusa tocándole las tetas con total libertad.
Giré la vista hacia Tere y vi que ella les observaba con detenimiento, tenía una copa en la mano y bebía sin parar mientras miraba como sus amigas se dejaban meter mano por los dos chicos, bajé la vista y vi que la minifalda se le había subido un poco al sentarse dejando a la vista el triangulillo entre sus piernas, a pesar de la poca luz pude distinguir que llevaba una braguita blanca, cuando subí la vista mis ojos se cruzaron con los suyos, en ese momento me sonrió y deliberadamente separó las piernas dejándome verlo con más claridad. Mi vista se quedó clavada en ese punto y ella lo explotó a conciencia, comenzó a mover sus piernas abriéndolas y cerrándolas ofreciéndome cada vez una visión más amplia del triangulo blanco de su braguita.
Estaba poniéndome muy malo, veía como metían mano a mi hermana y a Bea y encima Tere jugaba conmigo mostrándome su entrepierna.
Bea propuso bailar y uno de los chicos se lo pidió a Tere, pero está respondió que no, Bea enfadada le cogió de la mano y le dijo que se olvidase de esa frígida y bailase con ella, las dos parejas comenzaron a bailar y poco después el que estaba con mi hermana había subido el vestido casi hasta la cintura y tocaba su culo sin que ella pusiese ninguna oposición, el caso de Bea era similar, el chico tenía una mano metida bajo la blusa magreando sus tetas mientras que la otra había subido la falda y se adentraba bajo la braga en dirección a su entrepierna.
Volví la vista hacia Tere y vi como ésta se revolvía incomoda en el asiento, se había dejado deslizar hasta el borde del sillón y sus piernas abiertas me permitían ver con nitidez la parte de la braguita que tapaba su sexo, en el sitio donde se adivinaba su vagina había una mancha de humedad bastante visible que crecía por momentos, tenía una copa en una mano y la otra estaba apoyada sobre su pecho que acariciaba sin darse cuenta. Viendo a las otras dos parejas pensé que sería buena idea sacar a bailar a Tere, la cogí de la mano y tiré de ella para que me acompañase, pero se hizo la remolona.
MARCO.- Vamos a bailar. No seas tonta.
De mala gana se levantó y bailó conmigo, poco a poco fui apretándola contra mi hasta el punto que mi pene, ya erecto, rozaba contra su pubis en cada giro, noté como ella se pegaba más a mí y eso me animó a seguir los pasos de los otros chicos, muy despacio fui bajando mi mano por su espalda hasta tenerla en la cintura, entonces moví los dedos suavemente por encima de la falda bajando por su trasero con la única intención de apretarlo entre mis dedos como hacían los otros dos chicos, deseaba con todas mis fuerzas poder agarrar ese culazo y estrujarlo con mis manos.
Dos compases más y mis manos ya reposaban sobre sus nalgas, notaba la dureza de sus glúteos y mis dedos ejercían cada vez una mayor presión sobre ellos, deseaba subir su falda y tocarle el culo como estaban haciendo con mi hermana, pero tenía miedo de su reacción.
Aún así apreté más fuerte sus cachetes y ocurrió lo que yo no deseaba, Tere apartó mis manos y volvió a sentarse en el sillón, defraudado y con un calentón de la leche, volví a mi sillón pensando que todo se había acabado. Pasado un rato, y al ver que Tere no me hacía el menor caso, me despedí de todos y me fui a mi habitación a dormir.
Cuando llevaba un rato en la cama vi como se abría la puerta muy despacio y alguien asomaba la cabeza, en la oscuridad no veía quien era pero cuando habló casi doy un salto en la cama.
TERE.- Marco. ¿Estás despierto?
Me quedé callado sin responder.
TERE.- Marco. ¿Te importa que duerma en tu habitación esta noche? Tu hermana y Bea van a ocupar las otras dos habitaciones y si no me dejas me toca dormir en el sofá.
MARCO.- Pasa.
Tere se aproximó a la cama y comenzó a desnudarse, en la oscuridad se quitó la minifalda, se desabrochó y quitó el sujetador y se sentó en el borde de la cama.
TERE.- ¿Me haces un hueco?
Me fui hacia el lado opuesto de la cama y levanté la sabana para que se metiera, ella se tumbó y se quedó en silencio. Pasado un rato, y al ver qué no decía nada, me decidí a preguntarle algo que me tenía intrigado.
MARCO.- ¿Por qué Bea te ha llamado frígida? Porque yo tengo claro que no lo eres.
TERE.- Porque ellas se lo montan con el primer tío que pillan y yo no, cuando se toman dos copas no hay quien las pare.
MARCO.- Bueno, no creo que sea para tanto, son sus novios.
TERE.- ¿Sus novios? Les conocieron hace tres semanas, pero antes que estos estuvieron con otros y mucho antes con otros distintos, yo voy siempre con ellas, el problema es que no dejo que me toquen y mucho menos les hago mamadas o me acuesto con ellos.
MARCO.- ¡Venga ya! No creo que mi hermana haga esas cosas, si es una santurrona.
TERE.- Si, si, eso es lo que os creéis tus padres y tu, pero no sabéis como es realmente. ¿Quieres verlo?
Por un momento dudé, pero la curiosidad me pedía averiguar qué había de verdad en lo que decía Tere.
MARCO.- Si.
TERE.- Vamos, pero no hagas ruido, y sobre todo no montes ningún número a tu hermana veas lo que veas porque si lo haces me mata.
Nos levantamos y salimos al pasillo, vimos que había luz en el salón y en la habitación de mis padres.
TERE.- Vamos primero al salón.
Nos acercamos sigilosamente y nos asomamos a la puerta, lo que vimos fue a uno de los chicos sentado en el sofá y Bea de rodillas frente a él haciéndole una mamada, su cabeza subía y bajaba tragándose la polla del chaval mientras éste sujetaba su cabeza con una mano y con la otra magreaba sus tetas a conciencia.
Tere me miró y me hizo una señal para irnos.
TERE.- ¿Has visto?
MARCO.- Vale, de Bea me lo creo pero de mi hermana no.
TERE.- Joder, sígueme.
Me cogió de la mano y me llevó en dirección a la habitación de mis padres que tenía la puerta entreabierta, primero echó un vistazo Tere y después me dijo que me asomara yo para ver el interior, al hacerlo pude ver a mi hermana tumbada en la cama con el vestido subido hasta la cintura y el escote abierto dejando a la vista sus grandes tetazas, el chico se esmeraba en morder esas grandiosas tetas mientras metía la mano bajo la braguita de mi Diana y acariciaba su sexo, al fijarme en el movimiento de los dedos bajo la braguita pude observar la enorme mancha que los flujos habían dejado en la telilla que cubría su vulva.
Ante esa visión mi verga creció bajo el calzoncillo dejando a la vista un enorme bulto imposible de disimular.
Al tener Diana las piernas completamente abiertas y estar la cama próxima a la puerta, podía ver con claridad como el chico recorría con sus dedos el coño de mi hermana para después meterlos en la vagina muy profundamente, lo que hacía que Diana saltase prácticamente en la cama gimiendo sin parar.
DIANA.- Ummm. Siiiiii. ¡Fóllame el coño, mételos bien adentro!
El chico, animado por las palabras de Diana, penetraba su coño con tanta fuerza que los dedos desaparecían prácticamente en su interior. Ver a mi hermana en ese estado me excitaba tanto que sin ser consciente comencé a tocarme por encima del calzoncillo, me hubiese gustado entrar y ser yo quien penetrase ese coño húmedo. Entonces reparé en que Tere estaba allí junto a mi mirando lo que hacía, me miró sonriendo y se acercó a mi oído susurrando.
TERE.- ¿Te pone tu hermana? Seguro que estarías dispuesto a follártela ahora mismo, sois todos iguales.
Inmediatamente dejé de tocarme, estaba avergonzado por haberlo hecho delante de Tere y más aun viendo a mi hermana. Iba a contestarla cuando vi que ella se ponía de rodillas delante de mí para ver también lo que ocurría en la habitación. Volví a mirar el interior y al aproximarme a la puerta mi polla rozó la cabeza de Tere, sentí un escalofrió de placer pero me retiré rápido, al ver que ella seguía mirando y no decía nada, acerqué mi pelvis a su cabeza hasta que mi polla, aún dentro del calzoncillo, se apretó contra su pelo.
Tere no apartaba la vista de lo que sucedía en la cama, el chico se había puesto de rodillas junto a la cara de Diana y, mientras ésta había cogido su verga y se la había metido en la boca, él seguía follando su vagina sin parar, se oía claramente el chapoteo de sus dedos cada vez que penetraban el coño empapado de mi hermana.
Diana se afanaba en hacerle una buena mamada y sus labios se cerraban en torno al capullo hinchado y rojo que entraba y salía de su boca sin parar, mantenía los ojos cerrados por el placer que estaba sintiendo y su cabeza se movía de forma automática adelante y atrás recibiendo los envites de esa polla que cada vez penetraba más adentro en su boca. Tanto Tere como yo no podíamos apartar la vista de esa boca y eso hizo que nos descuidásemos empujando la puerta sin querer, a pesar de ello ni mi hermana ni su pareja se percataron de nuestra presencia.
Mi excitación era tal que ya era incapaz de controlarme, de forma inconsciente saqué la polla del calzoncillo y cogí a Tere por el pelo presionando su cabeza contra mi miembro, ella al notarlo reaccionó girando la cara y pegando los labios al glande que estaba a punto de reventar, para mi sorpresa los abrió dejando que la cabeza de mi verga entrase en su boca, después los apretó con fuerza cerrándolos alrededor de mi capullo hinchado y deseosos de ser mamado, sin necesidad de que yo dijese nada.
Tere comenzó a mamar mi polla con suavidad, sus labios recorrían el tronco arriba y abajo y después se tragaban la cabeza chupándola y succionándola dándome un placer que nunca antes había sentido, cogí su pelo con mis manos para marcar el ritmo con el que quería que me la chupara, ella acomodó el movimiento de su cabeza al de mis manos y siguió comiéndome la verga sin parar.
Al ver a Tere allí de rodillas, con mi polla en su boca y haciéndome una mamada, estaba cumpliendo un sueño que nunca hubiese podido imaginar, fruto del placer y la satisfacción que sentía en ese momento, sin darme cuenta emití un gemido que no pude controlar. Miré de reojo al interior de la habitación y vi que mi hermana abría los ojos y miraba en nuestra dirección mientras seguía mamando la polla del muchacho, me miró fijamente a los ojos sonriendo y luego volvió a cerrarlos y continuó la mamada al tiempo que aumentaba el volumen de sus gemidos, poco después volvió a abrir los ojos mirándome.
DIANA.- Ummm. ¿Te gustaría follarme? ¡Fóllame, venga, fóllame!
Al oír esto, el chico se metió entre sus piernas y llevó la verga al coño empapado penetrándolo con facilidad, desde mi posición podía ver como sus caderas se movían atrás y adelante y en cada golpe clavaba su polla en lo más profundo de la vagina de mi hermana. Tere dejó de chupármela y se giró para ver lo que sucedía en la cama.
DIANA.- Ummmm. ¡¡¡Dios!!! ¡¡Que bueno!! Clávamela entera Cabrón.
Vi como Tere llevaba la mano entre sus piernas y comenzaba a tocarse, el espectáculo era demasiado excitante como para no hacerlo. En ese momento mi hermana miró de nuevo en nuestra dirección, Tere se ocultó rápidamente, me cogió de la mano y me llevó a mi habitación, se quitó la blusa y se metió en la cama exclusivamente con las braguitas mirándome.
TERE.- Vamos, métete en la cama conmigo, rápido.
Me tumbé en la cama junto a ella y se giró poniéndose de lado.
TERE.- Abrázame.
Cogió mi mano y la llevó a su pecho desnudo, inmediatamente comencé a acariciar sus tetas, ella echó el culo hacia atrás y yo pegue mi verga a su trasero como había hecho el fin de semana anterior en la tienda de campaña.
TERE.- ¡Quítate el calzoncillo corre!
Mientras decía esto ella cogió sus braguitas con las manos y las bajó hasta las rodillas. Yo me quité el calzoncillo y me pegué de nuevo a ella, acoplé mi verga a su culo y vi como se colocaba para que la metiese en el canalillo entre sus cachetes, entonces comenzó a mover sus caderas arriba y abajo frotándose contra mi polla erecta, al hacerlo, mi capullo se ajustaba perfectamente entre esos dos glúteos duros y pronunciados.
Bajé una de mis manos para acariciar sus nalgas, era algo que deseaba desde hacía muchos años ya que mi deseo de adolescente había sido siempre tocar ese hermoso culazo respingón, lo acaricié a conciencia sin que ella pusiese objeción, mientras lo hacía sentí el deseo irrefrenable de darle un azote, sin importarme cual pudiera ser su reacción le di una fuerte nalgada.
TERE.- Ummmm. Hazlo con cuidado. ¿Vale? No hagas ruido.
¿Lo había entendido bien? ¿Me daba permiso para azotar su culo? Su problema solo era que la oyesen. Apreté con fuerza el pezón que tenía entre mis dedos mientras con la otra mano agarré fuerte su nalga, al hacerlo, ella se retorció y empujó su culo hacia atrás para frotarse con fuerza contra mi pene.
TERE.- Ummmm. Siiiii.
Volví a apretar su pezón y la di un nuevo azote en la nalga, su reacción fue llevar una mano a mi polla y meterla entre sus piernas, la colocó en contacto con su vulva y separó ligeramente las piernas mientras se movia un poco adelante y atrás frotándose con ella, ahora notaba el calor y la humedad de su sexo en mi verga, estaba completamente empapada.
TERE.- Pásala por fuera cuanto quieras pero no la metas, por favor.
La besé en el cuello y comencé a mover mis caderas deslizando mi polla a lo largo de su vulva, notaba como el glande se encajaba entre sus labios vaginales empapándose con los flujos que no cesaban de salir, empujaba mis caderas hasta que notaba que llegaba hasta los pliegues del clítoris y luego retrocedía hasta que llegaba al perineo, sin para repetía este movimiento y notaba como su sexo emanaba un inmenso calor que demostraba lo excitada que estaba. Volví a darle un azotazo.
TERE.- UMmmm. Ufff, ¡Que bueno!
Al sentir el golpe empujó sus caderas hacia atrás provocando que mi glande encontrase la entrada de su vagina, al notarlo se quedó quieta, pellizqué de nuevo su pezón y di una fuerte nalgada en su trasero.
TERE.- ¡Dios! No me hagas esto por favor.
Su mente le pedía una cosa pero su cuerpo hacia la contraria, mientras me rogaba que no lo hiciera echaba su culo hacia atrás encajando la cabeza de mi pene en su vagina y exponiendo su sexo a una completa penetración, estaba ofreciéndome la entrada de su sexo para que la penetrase sin piedad. En ese momento dude qué hacer y preferí que fuese una decisión suya, mi capullo había entrado ya en su vagina y ésta se ajustaba por completo a él. Noté como Tere dudaba unos segundos, por un lado tenía miedo pero por otro estaba tan excitada que deseaba ser penetrada.
TERE.- ¡Dame!
No entendí que deseaba. ¿Quería que azotase su culo? ¿Quería que la follase? Al instante me sacó de dudas.
TERE.- ¡Dame fuerte por Dios! Métela entera, no esperes
Retorcí su pezón y solté una nalgada más fuerte que las anteriores. Entonces ella empujó sus caderas con fuerza y se clavo literalmente en mi polla.
TERE.- Aggg. Muévete por favor, hazlo ya.
Ahora mi polla entraba integra en su vagina, siguiendo sus instrucciones comencé a moverme adelante y atrás clavándosela como antes había visto al chico que estaba con mi hermana, no podía quitarme esa imagen de la cabeza, mi polla entraba y salía del coño de Tere y ella gemía sin parar, el dolor inicial se había convertido en placer, o al menos esa era mi sensación.
Espoleado por sus gemidos repetí las nalgadas, esto la excitó aún más e hizo que moviese sus caderas buscando mi verga, con cada azote ella prácticamente se ensartaba y mi polla penetraba ese estrecho orificio posiblemente virgen hasta ese momento.
TERE.- Ummm, Así, así. ¡Fóllame, fóllame!
Prácticamente estaba repitiendo las mismas palabras que mi hermana, continúe follándola sin parar hasta que se corrió con un fuerte gemido, me pareció oír un ruido en la puerta y al mirar vi que mi hermana estaba allí mirando, la hice un gesto con la cabeza y se marchó pero no cerró la puerta.
TERE.- ¡Dios! ¡Que bueno! ¿Te has corrido tú?
MARCO.- Aún no.
TERE.- Venga, sigue follándome hasta que te corras.
MARCO.- ¿Te importa que cambiemos de postura?
TERE.- No. ¿Cómo quieres?
MARCO.- Ponte en cuatro.
Tere se incorporó rápidamente y se colocó a cuatro patas dándome el culo, la visión era impresionante.
TERE.- Vamos, fóllame.
Ante la visión de ese culazo tan prominente no pude evitar separar sus glúteos con mis dedos, al hacerlo pude ver su orificio marrón y rugoso totalmente cerrado, llevé mi polla a su vulva, la metí para lubricarla y después la saqué y coloqué el capullo contra su ano presionando para romper su resistencia, ella inmediatamente se giró.
TERE.- ¡Por ahí no! Ni se te ocurra.
Molesto por su negativa bajé mi verga y la puse a la entrada de su vagina, ella empujó hacia atrás clavándosela y comenzó a moverse con rapidez.
TERE.- Ummm, así me gusta ¡Fóllame fuerte!
Comencé a darle nalgadas mientras la penetraba una y otra vez.
TERE.- ¡Dios! ¡Que bueno! ¡Fóllame!
Mi polla entraba y salía de su coño y mi mano golpeaba su trasero sin parar dejando una marca roja grabada en la piel.
MARCO.- ¿Te gusta que te folle?
TERE.- Siiii. Me encanta.
MARCO.- ¿Vas a dejar que siga follándote más veces?
TERE.- Ummm, fóllame ahora, sigue por favor, voy a correrme otra vez.
Apreté con fuerza sus pezones mientras se corría entre espasmos de placer.
TERE.- Joder, me corro, me corro. Uffff.
Yo ya no podía aguantar más y estaba a punto de correrme, así que saqué mi polla de su vagina y la sacudí soltando mi semen sobre su culo, era la segunda vez que lo hacía, pero en el saco no pude disfrutar de la maravillosa visión ver mi leche resbalando por su maravilloso trasero y ahora sí, era otro sueño cumplido. Después nos tumbamos y dormimos hasta el día siguiente.
El sábado por la mañana Tere se levantó temprano y se fue al sofá, no quería que se dieran cuenta que había dormido conmigo, cuando nos despertamos todos desayunamos y Bea y Tere se fueron a sus casas. Mi hermana se puso a recoger todo lo que quedaba de la fiesta de la noche anterior y yo a ver la tele en el salón, nuestras miradas se cruzaron varias veces pero ninguno de los dos hicimos comentario alguno de lo que habíamos presenciado la noche anterior.
Por la tarde vimos la tele juntos y Diana me dijo que esa noche iba a salir otra vez con sus amigas pero no hacía falta que las acompañase, al oír esto me llevé una gran desilusión, ya que esperaba poder ver de nuevo a Tere.
A eso de las diez de la noche vi como mi hermanita se vestía y salía a buscar a sus amigas, yo me quedé viendo la tele y cuando acabó la película me fui a la cama, me tumbé desnudo y me puse a pensar en el culo de Tere. ¡¡¡Lo había tenido ante mí!!! La imagen de sus glúteos abiertos ofreciéndome su estrecho orificio anal daba vueltas en mi cabeza sin parar, imaginé a Tere con mi verga ensartada en su culo chillando de placer y no pude evitar hacerme una paja, después me quedé dormido sobre la cama.
De madrugada, y entre sueños, me pareció oír como se abría la puerta de mi habitación y alguien entraba sigilosamente acercándose a mi cama, en la oscuridad no podía adivinar quién era pero esperaba que fuese Tere que había venido con mi hermana a dormir a casa, noté como se sentaba en la cama y se quedaba quieta observándome, no hice ningún movimiento a la espera de que fuera ella quien tomase la iniciativa y poco después su mano cogió mi pene entre sus dedos y acarició mi polla con suavidad, de inmediato mi polla creció entre sus manos alcanzando toda su extensión, entonces sentí como unos labios se cerraban sobre mi glande succionándolo y como su lengua jugaba con el frenillo acariciándolo, seguí sin moverme y ella recorrió el tronco de mi verga con la lengua bajando del capullo a mis huevos y subiendo nuevamente hasta el capullo, noté como sacaba la polla de su boca y me miraba sin decir palabra, a continuación repitió la operación pero esta vez metió la mano bajo mi culo y lo empujo hacia arriba para llegar con su lengua a mi esfínter anal, al comprobar como la punta de su lengua hacia círculos en mi ano y después lo presionaba como si quisiera penetrarlo, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo y cogí su cabeza con mis manos, al hacerlo me llevé una gran sorpresa, ya que no era el pelo liso de Tere como yo esperaba, la persona que me estaba haciendo la mamada y el beso negro tenía el pelo largo y rizado.
DIANA.- ¿Te gusta como lo hago? Yo la chupo mejor que Tere.
Al oír la voz me quedé helado, encendí la luz y vi que era mi hermana quien estaba chupándome la polla, lo primero que se me pasó por la cabeza fue apartarla, no podía permitir que hiciese eso, pero entonces noté como su boca atrapaba de nuevo mi polla y la chupaba con una gran maestría, sin poder evitarlo, mis manos cogieron su pelo y sujetaron la cabeza mientras ella me hacia la mejor mamada que había recibido en mi vida.
DIANA.- ¿Te gusta que te la chupe o quieres que pare?
Me miraba con cara sonriente mientras hilos de saliva colgaban de sus labios.
DIANA.- Vamos hermanito, quiero que me lo digas.
MARCO.- Sigue chupándomela por favor.
Sonriente y triunfante inclinó la cabeza y siguió mamando mi verga sin cesar, mi polla desaparecía en el interior de su boca y su lengua no dejaba de acariciar mi frenillo produciéndome un enorme placer. Cuando sentí la proximidad del orgasmo tiré de su pelo para hacérselo notar, ella, en lugar de apartarse, sacó la lengua y apoyó mi capullo sobre ella, después comenzó a sacudir mi polla con su mano.
DIANA.- ¡Vamos! Córrete ya hermanito.
Siguió sacudiendo mi polla hasta que un latigazo de semen entró directamente en su boca.
DIANA.- Así, así, córrete bien, dámela toda.
Mi polla volvió a expulsar otro chorro de leche y ella lo recibió sonriente mirándome a los ojos.
DIANA.- Mira que rica, es toda para mí.
Su boca recibía mi esperma caliente y viscoso y su lengua recogía las gotas que salían por sus labios. Yo mientras, era incapaz de retirar la vista de su cara, su expresión de niña mala y su sonrisa triunfante me tenía hipnotizado. Cuando Diana vio que ya había exprimido por completo mi verga, se sentó en la cama y siguió acariciando mi pene con suavidad.
DIANA.- Ahora tienes que devolverme el favor.
Sin saber qué decir vi como ella se levantaba y se desabotonaba la camisa quitándosela. Sin asimilar lo que estaba viendo, mi hermanita soltó los botones de su minifalda y la dejó caer al suelo, ahora Diana estaba frente a mí con una mini braguita y un sujetador negro de encaje que a duras penas podía tapar sus enormes pechos, al ver mi cara de tonto hizo una pose de modelo sonriendo.
DIANA.- ¿Te gusta lo que ves? Pues deja de babear que es todo para ti, te dejo que hagas conmigo lo que quieras.
Recorrí su cuerpo de abajo arriba, sus largas y perfectas piernas, sus caderas torneadas y sus redondas y prominentes tetas serían el deseo de cualquier hombre, y para mi sorpresa era yo quien la tenía a mi disposición, mi escultural hermanita estaba ofreciéndome su cuerpo para disfrutarlo a mi gusto.
Al ver que yo no reaccionaba, llevó las manos al cierre del sujetador y lo desabrochó dejándolo caer al suelo y liberando sus tetas que emergieron mostrándome sus areolas rosadas coronadas por dos erguidos pezones. Mis ojos estaban fijos en esas maravillas cuando vi como ella se acercaba, cogía mis manos y las ponía sobre sus tetas.
DIANA.- Puedes tocarlas, no muerden.
Al notar su contacto las cerré aprisionándolas entre mis dedos. ¡Eran enormes! Pasé mis manos por ellas rodeando su contorno, su tacto suave y terso me hacía apretarlas con fuerza, deseaba estrujarlas con mis manos, ella lo notó y las sujetó con las suyas.
DIANA.- Puedes apretarlas pero sin pasarte. Son estupendas ¿Verdad? No tienen nada que ver con las de Tere, seguro que nunca has tocado unas como estas.
Dejó que yo continuara amasando sus tetas mientras ella llevaba las manos al borde de la braguita y tiraba de ella hacia abajo deslizándola hasta sacarla por los pies. Miré hacia abajo y reparé en su pubis, tenía el vello recortado y resaltaba su elevado monte de venus. La miré a los ojos y vi que los tenía enrojecidos, no cabía duda que había bebido mucho o se había fumado algún porrete, aún así actuaba con plena conciencia de sus actos.
DIANA.- Venga, ya te he dicho que tienes que devolverme el favor.
Mirándome con cara picarona añadió.
DIANA.- Seguro que Tere te ha dicho que soy una guarrilla. ¿No es cierto?
Preferí no contestar a su pregunta por no dejar mal a Tere.
DIANA.- ¿No respondes? Pues si quieres yo te daré lo que ella no te dio.
MARCO.- ¿A qué te refieres?
DIANA.- Anoche lo vi todo, cuando estabais follando estuve todo el rato detrás de la puerta. ¡¡Y no sabes como me pusisteis de cachonda!! Tuve que masturbarme oyendo como gemía la perra de Tere. Ella no te dejó cogerla por el culo pero si quieres puedes follarte el mío, a mi no me importa.
La propuesta de mi hermana hizo que mi verga creciese de nuevo, Diana al verlo la cogió con sus manos, empezó a sacudirla y me preguntó donde quería metérsela.
MARCO.- ¿De verdad vas a dejar que me folle tu culo?
Sin decir palabra se subió en la cama y se puso en cuatro, apoyó la cabeza en la almohada y elevó las caderas sacando el trasero hacia afuera, en esa posición mi hermana tenía su culo totalmente expuesto para mi. Diana llevó una mano entre las piernas y comenzó a acariciarse la vulva, metió un dedo entre sus labios vaginales, lo lubricó y después lo llevó a su ano, muy despacio lo paso por los bordes y después presionó metiendo la yema en su interior, repitió varias veces la misma acción y en cada una de ellas hundía el dedo más profundamente en su ano. Después me miró.
DIANA.- ¿A qué esperas? ¡Fóllame el culo ya!
Totalmente excitado por lo que estaba viendo me subí en la cama y me puse detrás de mi hermana, con mis manos separé sus glúteos y pude ver con claridad su prieto y rugoso anillo marrón, entonces cogí mi verga y apoyé el capullo sobre el estrecho y cerrado ano, pero antes de que intentara empujar Diana giró su cara para mirarme.
DIANA.- No tengas tanta prisa, primero acaríciame el clítoris y métemela en el coño para lubricarla.
Me incliné sobre su espalda, metí mi mano entre sus piernas y comencé a tocarla el clítoris muy despacio, ella cogió mi polla y la encajó entre sus piernas pasándola por los labios vaginales para impregnarla con sus flujos, repitió la operación varias veces y después la colocó en su ano.
DIANA.- Ahora si, ya puedes meterla.
Presioné mi capullo contra su orificio anal y vi como el esfínter cedía permitiendo que entrase muy despacio, seguí empujando y mi verga fue enterrándose poco a poco en el estrecho ano de mi hermana. Al ver como se comportaba tuve claro que no era la primera vez que la enculaban, tenía casi toda mi polla dentro y seguía acariciándose el clítoris sin emitir ninguna queja ni dar muestras de dolor. Con un golpe de cadera metí mi miembro hasta el fondo, ella resopló un momento y siguió tocándose.
DIANA.- Ummm. Así me gusta, ahora la siento bien dentro. ¡Fóllame bien! Dame duro.
Agarré sus caderas con mis manos y comencé a follar su culo penetrándolo una y otra vez, desde arriba podía ver como mi miembro se deslizaba por su esfínter y como éste se ajustaba cerrándose y apretando el tronco de mi polla, la vista era espectacular y nueva para mí.
DIANA.- ¿No me vas a dar como a Tere?
Al decir esto giro su cara hacia atrás para mirarme y se dio una nalgada en el trasero.
DIANA.- ¡Vamos joder! Golpéame el culo como a ella.
Al oírla me encendí y azoté con fuerza su culo dejando mi mano marcada en él, al ver como se comportaba entendí porque Tere decía que era una guarrilla.
DIANA.- Siiii. ¡Que bueno! ¡Fóllame el culo más fuerte!
Alentado por sus palabras repetí la nalgada,
DIANA.- Siiii. Ummmm ¿Te gusta darme verdad? ¡Sigue!
MARCO.- ¡Joder! La guarrilla quiere caña.
Ella volvió a mirarme sonriendo y lanzó su culo con fuerza hacia atrás clavándose mi polla hasta dentro en su interior.
DIANA.- Ves, esto no te lo da Tere. ¿Te gusta? Dímelo, vamos, dímelo.
MARCO.- Me encanta follarte el culo.
Agarré con fuerza sus cachetes y los separé para poder ver como mi pene taladraba literalmente su ano, era un autentico espectáculo ver como su esfínter se abría y cerraba cada vez que yo metía y sacaba mi polla. Diana se movía adelante y atrás acompasándose con mis penetraciones y empujando con fuerza para que mi verga entrase en lo más profundo de su culo.
DIANA.- ¡Joder hermanito! Voy a correrme.
Diana comenzó a gemir mientras sus manos se agarraban con fuerza a la almohada y yo aceleré mis embestidas dándole una nueva nalgada.
DIANA.- ¡Dios! ¡Que bueno! Voy a correrme, ufffff, ya, ya, me corro.
Excitado al ver como mi hermana apoyaba su cara en la almohada y chillaba sin parar, agarré sus caderas empujándola hasta que cayó en la cama y entonces, sin poder contenerme, me corrí eyaculando en el interior de su culo.
DIANA.- Ummm, hermanito, me gustaaaa, la noto dentro. ¿Te ha gustado a ti?
MARCO.- Ufff, ha sido el mejor polvo de mi vida.
DIANA.- Has visto como soy mejor que Tere.
Se tumbó a mi lado y me abrazó, poco después me dio un beso en los labios y se fue a su habitación.
El domingo por la mañana nos levantamos y desayunamos, yo esperaba que dijese algo de lo ocurrido la noche anterior pero ella actuó como si nada hubiese pasado. A lo largo de la semana la rutina fue la misma de siempre, ella iba a la Universidad, volvía y se ponía a estudiar, solo coincidíamos para comer y cenar, a pesar de que yo intentaba encontrármela a solas en el baño o el pasillo para ver si me decía algo, ella no daba ninguna señal que me diese esperanzas de que lo sucedido el sábado iba a volver a repetirse.
A pesar de todo yo no perdía la esperanza, ahora tenía dos posibilidades, Tere y Diana.
Pero…… ¿Cuál me gustaba más?
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