Rosa no sabía dónde se metía cuando llegó a las oficinas de Fakings, había trabajado como modelo y gogó de discoteca, pero cuando la crisis aprieta te agarras a un clavo ardiendo, llega a las oficinas de Fakings creyendo de que eso es una agencia de modelos, pero no cuesta mucho convencerla para que acepte hacer posados desnuda, y de ahí a sacarse unas fotos como Dios la trajo al mundo o acceder por 200€ a follar delante de una cámara hay un pequeñito paso, sobretodo si te ponen como compañero un bomboncito bastante más joven.